Si no tienes una rutina, encuéntrala. ¡Rápido!
Demasiadas personas se llenan la cabeza con ideas para salir de la rutina. Entonces, aparecen las empresas - como lobos olfateando un ciervo herido - e invierten millones de dólares en marketing para pescar esas ideas. Las vacaciones soñadas, la naturaleza inmaculada y la aventura en la playa tropical. Unas buenas tomas audiovisuales, algunas modelos, paisajes bien escogidos, una buena segmentación y listo. Después de cuarenta y ocho meses, al terminar de pagar el crédito para salir de la rutina, se dan cuenta que las vacaciones soñadas eran una fila eterna para zambullirse en aguas empozadas llenas de piel muerta - y quien sabe qué más - de otros miles de turistas antes que ellos; la naturaleza inmaculada consistía en tres pingüinos encadenados y alimentados con balanceado de pescado y la aventura en la playa tropical resultó ser fila, tras fila, tras fila de carpas alquiladas y rotas, circundadas por jaurías de vendedores ambulantes. Si eso es salir de la rutina, por favor, ¡devuélvanmela!
"Viajar por el mundo te abre los horizontes y la manera de ver el mundo." Quizá si. Pero al mismo tiempo, quizá no. El Louvre o la gran pirámide de Guiza son un montón de piedras amontonadas, nada más. Les trae el mismo beneficio pararse a verlas que salir al parque de atrás de mi edificio. Y a lo mejor esta última opción sea aún mejor, si lo hacen en un profundo pensamiento.
Entonces no me vengan con la pavada que para ser más felices hay que ¡viajar y conocer otras culturas y el mundo! Esa no es más que una obra maestra del marketing moderno, un tira y empuja entre empresas, usado para amontonarlos como sardinas en cruceros sobrevendidos y atracciones turísticas diseñadas para obligarlos a creer que su vida apesta por culpa de la rutina. De esta manera vienen con la salvación para sacarlos de ella. Conózcanse ustedes primero y sean personas cosmopolitas dentro de su cabeza; si pueden hacerlo durante esta vida, considérense afortunados, pues formarán parte de un grupo minúsculo.
Königsberg - actualmente Kaliningrado - fue la capital de Prusia Oriental desde la Edad Media hasta 1945. También es la ciudad donde nació, vivió y murió, Immanuel Kant. Un pensador que nunca salió de su pueblo natal más allá de unos pocos kilómetros y fue justamente ahí, entre esos límites, donde escribió una obra monumental - entre muchas otras - que marcó la historia del pensamiento, La critica a la razón pura. Entonces, ¿significa que por el hecho de que uno de los filósofos mas influyentes de la historia - que prácticamente creó dentro de su cabeza el mundo como lo conocemos hoy - nunca haya viajado, ustedes tampoco deban viajar? No. En lo absoluto, si quieren viajar, háganlo.
¡Buen viaje!
Volvamos al punto. La rutina. La importancia de establecer una rutina consiste en formar hábitos ¿Para qué queremos formar hábitos?, para tener una vida más feliz y productiva. En consecuencia, debemos formar buenos hábitos para que nuestra rutina diaria nos lleve siempre a tener un buen día, independiente de lo que pueda suceder a nuestro alrededor, bastante estoico, ¿no les parece?
Conózcanse ustedes primero y sean personas cosmopolitas dentro de su cabeza; si pueden hacerlo durante esta vida, considérense afortunados, pues formarán parte de un grupo minúsculo.
Me despido con un consejo para dejar de pensar en la rutina como un lugar tenebroso y macabro del cual debemos escapar. En lugar de ello, miren a su rutina como una colección de buenos hábitos que guían su camino. Para reforzarlos, háganlos visibles y si quieren alejarse de los malos hábitos, desaparézcanlos de su vista. El truco finalmente consiste en reducir la tensión asociada a los buenos hábitos y aumentar la tensión asociada con los malos. Si quieren tomar más agua durante el día, pongan botellas de agua por todos los rincones de su casa, su carro y su oficina. Si quieren dejar de tomar Coca-Cola, desaparézcanla de la despensa.
Mejoren sus hábitos.
Diseñen su rutina.
Cambien su vida.
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