"En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte." Honoré de Balzac
¿Alguna vez han empezado un ejercicio físico e inmediatamente se encuentran exhaustos? Esto se debe a que el cuerpo aplica un proceso de reacciones químicas conocido como catabolismo aeróbico, cuya finalidad es producir energía para el funcionamiento de las células. Sin embargo, al ser un proceso lento, también inicia el catabolismo anaeróbico donde se produce acido láctico y eso se traduce en fatiga muscular. Estos primeros instantes dan una sensación de agotamiento, no obstante, al pasar este punto, el cuerpo se adapta y la sensación de cansancio desaparece. A esto se lo conoce coloquialmente como el segundo aire.
Es curioso, pues estos procesos físico-químicos son los que determinan si nuestro cuerpo va a poder continuar o no. La gran mayoría de las personas se dejan llevar por esa voz interior que ladra - ¡No puedes más!- y se acostumbran a rendirse cuando las cosas se ponen difíciles. Personas frágiles producto de una sociedad que predica la ley del menor esfuerzo. Para que vas a ir a cazar un animal si puedes ir al supermercado y comprar un filete de carne preparado. Sin sangre, sin persecución, sin mirar al animal que vas a matar directo a los ojos.
Pocas personas saben lo que significa estar asfixiado bajo otro ser humano cuarenta o cincuenta kilos más pesado y peor aún si esa misma persona esta tratando de estrangularte o romperte un brazo. Parece una escena salida de una historia de terror, pero en realidad es un típico día en una academia de jiu jitsu. Ese entrenamiento tiene como objetivo curtir nuestro cuerpo y nuestra mente para soportar las inclemencias de la vida. Después de todo, ¿Existe alguna situación más estresante que una pelea? En consecuencia, si aprenden a mantenerse tranquilos bajo estas circunstancias, podrán hacerlo ante cualquier otra situación estresante de su vida sin ningún problema, se los garantizo.
¡Están locos! - dirán algunos. Y si, la verdad es que se necesita algo de locura para aguantar un solo día de jiu jitsu, ni hablar de los que llevamos más de una década haciéndolo. Pero, ¿Acaso no estamos todos un poco locos? - Hace algunos días vi la fotografía de varios estudiantes del colegio en el recreo, todos, absolutamente todos estaban pegados a sus celulares viviendo a través de su pantalla. Sin conversar. Sin intercambiar bromas ni ideas. Sin jugar al fútbol. Estaban allí, como zombies. Entonces si me lo preguntan a mi, ir a una sala llena de colchonetas a luchar cuerpo a cuerpo contra otras personas donde aprendes valores como el respeto y la disciplina, formas tu carácter y creas vínculos de amistad para toda la vida, podría ser quizás uno de los últimos vestigios de humanidad en este mundo.
En varias ocasiones he tenido que conversar con mis alumnos acerca de la importancia de aprender a estar calmado en ese tipo de situaciones. Es normal - cuando empiezas el jiu jitsu - sentirse sobrecogido por la intensidad de la lucha cuerpo a cuerpo, lo sé, por que he pasado por lo mismo. Yo también fui estudiante y una de las lecciones más valiosas fue aprender a tranquilizarme cuando todo me decía que me rinda, que me dé por vencido. Seguro, hay momentos en los que su oponente efectivamente aplica una técnica que los obliga a rendirse, eso sucede a menudo y es virtud de su compañero. Sin embargo, otras veces su propia mente quiere obligarlos a rendirse, por cansancio o frustración. Estos son los momentos en los que deben dejar claro que no se van a dar por vencidos tan fácilmente y deben sentar un precedente. Por que si dejan que su mente los controle una vez, vendrá una segunda y una tercera y entonces, cada vez que se encuentren en una situación similar - en el jiu jitsu o en la vida - su cerebro recordará lo fácil que fue rendirse y lo hará tantas veces sean necesarias. Y eso, amigos míos, no se lo pueden permitir.
La próxima vez que su cabeza quiera desistir, sepan que son mucho mas fuertes de lo que creen y nunca olviden las palabras que empezaron estas líneas:
- En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte - Honoré de Balzac.
ED
Comments