“Una persona no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.” — Confucio
Tuve un sueño en el que yacía sobre un llano verde y el sol resplandecía en el firmamento sin ninguna nube que lo cubra. Todo a mi alrededor se caía a pedazos, pero ahí estaba yo, en calma, acostado, ni siquiera la respiración se había agitado mientras el mundo implosionaba. Los meteorólogos identifican a este fenómeno como el ojo del huracán — la diferencia con el tornado, por si no lo saben, es que el primero se forma sobre el océano y éste último en tierra firme. El ojo — por su similitud con nuestro órgano de la vista — se forma por diferencias de presiones atmosféricas y vientos que generan velocidades centrífugas superiores a 130 km/h, creando una especie de vacío en el centro. De esta manera, mientras casas colapsan y animales vuelan por los aires, en ese espacio tranquilo dentro del huracán, el sol brilla y no sopla ni una brisa.
Hoy por hoy, cada vez es más difícil encontrar estos espacios de paz y calma en esta era digital. Y por esa misma razón es imprescindible buscarlos, para no perder la cabeza. Háganlo, siempre que tengan un tiempo, por el amor de Dios, háganlo. Seguramente están leyendo esto en un celular o una computadora. Cuando terminen, pongan a un lado el teléfono inteligente y aléjense de su ordenador por un momento. Ubiquen la ventana más cercana y asomen la cabeza para mirar el cielo, respiren y agradezcan el simple hecho de estar vivos, nada más — y nada menos.
Tuve la suerte de criarme entre personas mayores; mis tíos, mis abuelos y sus amigos. Siendo el menor de la familia, pues hasta mis primos eran personas mayores. Y la verdad es que agradezco esa oportunidad, pues un atributo común entre las personas con mayor experiencia de vida es su capacidad para disfrutar de lo simple. Paz y calma es lo que buscan. No obstante, aprendí que la definición de paz y calma depende de cada persona y eso está bien. Hay personas que están en paz y en calma sentados en su escritorio, leyendo un libro y tomando mate mientras ven la lluvia caer al otro lado de la ventana. Otros, buscan paz y calma viajando por el mundo y bailando hasta el amanecer. Diferentes perspectivas, un mismo anhelo.
Hay lugares, sonidos, olores e incluso personas que son como ojos dentro de un huracán. Hay sensaciones que nos llevan a lugares recónditos de nuestra mente que evocan paz y nos traen calma. Por mi lado, debo confesar que he sido bendecido, pues encontré en esos inmensos ojos color aceituna — que curiosamente cambian de color dependiendo de como les refleja la luz — un aire de calma y paz que me hipnotizaron desde la primera vez que los vi. Pao es una de esas criaturas únicas. Hemos sobrevivido una pandemia, entrenamos Jiu Jitsu juntos y por momentos hemos visto nuestro carácter ponerse a prueba con las tribulaciones que suele traer consigo la vida. Soy bendecido, pues encontré una compañera con quien pelear esta larga batalla que llamamos vida. Soy afortunado de librar el buen combate al lado de una verdadera guerrera samurái. Una guerrera que, a pesar de su tenacidad y valentía, emana paz y calma a borbotones. Y eso, amigos míos, es una cualidad que permite sobrevivir hasta el más duro de los desafíos, pues una persona no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.
Por eso y mucho más, estas palabras van para ti, Guerrera de Luz.
Te amo.
ED
Te amo❤️
Woooooow. Tu gud mi ñaño. Un abrazo a ambos guerreros