La mente es increíble. Me acuerdo una vez que visualicé lo que iba a suceder en un torneo algunas semanas antes. Los gritos del público, los nervios antes de entrar a pelear, las luces que me pegaban en los ojos a tal punto que usaba la mano para cubrirme, el saludo con mi oponente, la técnica detallada que me dio la victoria. Todo eso ya había sucedido dentro de mi mente. El día del torneo, solamente hice acto de presencia, pues en mi cabeza el asunto estaba terminado.
Fue un sentimiento muy gratificante, pues había entrenado durísimo y a la final todo salió como lo había planeado - literalmente. Me acuerdo que me aferré a esa imagen, a ese sueño y estoy seguro que fue esa Fe ciega que tuve en que esa imagen era verdad, la que finalmente la terminó haciendo realidad.
Creo profundamente en el poder de la visualización. De hecho, es una de las técnicas que más utilizamos con el equipo de competencia previo a un torneo. Obviamente debe ir de la mano con una planificación real y un entrenamiento inteligente y personalizado. No puedes simplemente desear que te va a ir bien si no estas preparado. El optimismo y visualización funcionan siempre y cuando hayas sacrificado el tiempo suficiente en el entrenamiento. Sin excusas. He sido afortunado de vivir esos momentos contadas veces en la vida, pero es algo realmente asombroso, el poder de la mente.
Antes de estudiar Ingeniería en Medio Ambiente estaba muy interesado en seguir Ingeniería Genética. Me parece fascinante hasta el día de hoy el hecho de que combinando cuatro bases nitrogenadas podamos obtener todas las especies que conocemos. También he tenido un profundo interés por la Neurocirugía, es increíble como pueden meterse a operar algo tan complejo como el cerebro humano. Finalmente, en los últimos años, he dedicado mi tiempo libre a estudiar Psicología, esa hermosa y compleja ciencia que nos ayuda a entendernos como seres sumamente independientes pero al mismo tiempo muy sociales. Tengo un profundo respeto por esos profesionales que ayudan a otras personas a que ellas mismas se entiendan y puedan mejorar su calidad de vida gracias a ello. En mi caso, el estudio de la psicología me ha ayudado a entenderme un poco mas a mi mismo y también me ha facilitado las clases de jiu jitsu.
¿Qué tiene que ver el jiu jitsu con la psicología? Pues mucho más de lo que ustedes piensan. Imaginen una persona con un trastorno depresivo a raíz de un abuso físico y psicológico desde la niñez que está buscando una actividad que la ayude a sobrellevar esa dolorosa etapa. Encuentra el jiu jitsu como una alternativa. Puede ser muy intimidante para una persona de esas características entrar en un lugar nuevo donde observa a un grupo de salvajes estrangulándose y tratando de romperse los brazos.
Solo con ver algo tan simple como el cambio de postura de las personas luego de algunos meses de jiu jitsu, me convenzo de que la mente esta sobre la materia.
Entonces, empezamos un proceso de adaptación. La persona debe aprender a ejecutar ciertos movimientos, sola, sin compañero. Este proceso suele durar días, semanas o meses, dependiendo de cada individuo. La siguiente etapa es el trabajo técnico con otro compañero. En esta etapa aprende a ejecutar los movimientos con un poco de resistencia asistida, por lo general los alumnos mas avanzados son una gran ayuda en este proceso. Solamente luego de pasar por este proceso, se les puede soltar a los leones. El individuo puede empezar a practicar las técnicas con otros compañeros, en una situación real y en un ambiente controlado por el profesor. Una vez roto ese caparazón hecho de miedo logra escabullirse de ahí, renaciendo como una persona nueva. La mente controla el cuerpo, no al revés. Solo con ver algo tan simple como el cambio de postura de la persona luego de algunos meses de jiu jitsu, me convenzo de que la mente esta sobre la materia.
No quiero decir que con eso basta. En lo absoluto. Luego de eso tiene que seguir el proceso de entrenar, ser persistente y disciplinado, aprender a soportar los dolores y las lesiones. Tiene que poner a prueba su carácter una y otra vez en cada entrenamiento. Eso amigos, es solo para un puñado de personas. Los que logran quedarse años en el jiu jitsu, privilegio de pocos. Algunos quizás hasta llegan a la cinta azul. Ese proceso tarda mas o menos dos años de entrenamiento. En dos años aprendes una buena base de defensa personal. Aunque el jiu jitsu, como cualquier otro arte, requiere constante practica y repetición. Bienvenidos los que quieren seguir de largo, por el resto de sus días entrenando jiu jitsu. La meta es convertirlo en un estilo de vida. Meterlo dentro del alma misma. Es una forma de regresar a los valores antiguos. Esos tiempos donde el respeto, la lealtad, la disciplina y el honor valían más que cien cofres de oro. Tiempos donde la falta de respeto se pagaba con sangre y la palabra era sagrada.
Las paredes blancas, el tatami azul y el logo del equipo en la pared. Así había visualizado la academia muchos años antes de tenerla. Viña del Mar, Quito, Cuenca, no sabía donde precisamente iba a estar la academia, pero dentro mío ya sabía como iba a ser, con lujo de detalles. Eso ya estaba fabricado y diseñado en esos misteriosos confines de mi cerebro mucho antes de tenerla llena de niños y adultos estudiando el arte del jiu jitsu.
Visualicen lo que quieren lograr y pónganse a trabajar en ello.
ED
awesome!