La ilusión de la seguridad en nuestra sociedad.
No, la policía no les va a salvar si alguien entra a su casa a robar todas sus posesiones materiales, violar a su mujer y matar al perro. Siento decirlo con estas crudas palabras, pero solo ustedes van a poder hacer eso.
Existe un tremendo debate sobre el porte de armas, ¿debería ser legal, o no? Es un tema sobre el cual podría escribir cientos de páginas y aún así no llegaríamos a un acuerdo. Por un lado están los que argumentan que no debería ser legal debido al fenómeno que existe en los Estados Unidos, el de los tiroteos en las escuelas. Por el otro lado están los que defienden el porte de armas para - por lo menos - igualar el terreno de juego. Porque en este país, los delincuentes andan armados hasta los dientes y ¿Qué pasa con el resto de nosotros? Pues nos tenemos que conformar con la ilusión de que la policía estará ahí en el momento justo cuando tengamos una pistola en la cabeza. Y, ¿saben qué? Eso no va a suceder. Podemos darnos el tiempo para jugar con los números y en base a ellos elegir la mejor opción. Es decir, comparar el número total de víctimas civiles por la delincuencia común, versus el total de asesinados por tiroteos en escuelas y guarderías, en un año. Entonces, y solo entonces, se puede debatir si es sensato prohibir las armas para todos a causa de un par de psicópatas que entran a disparar a niños de tres y cuatro años.
Miren. Existe un sencillo concepto que se llama consciencia situacional. Básicamente, se trata de sentido común. Por lo tanto, caminar por el callejón oscuro con su iPhone 13, seguramente incrementará la posibilidad de que los sorprendan y sea muy tarde para reaccionar. Simple y puro sentido común. Este tema lo he topado en varias ocasiones, en clases, en otros ensayos y en general cuando emerge algún tema relacionado con la seguridad. Si se entrenan para ser conscientes de su entorno, podrán reaccionar de manera correcta en caso de necesitarlo. Así, podemos evitar hasta un noventa por ciento de actos delictivos, incluso pienso que ese porcentaje puede ser mayor. A pesar de ello, debemos saber que existe ese diez por ciento de situaciones en las que a lo mejor, tengamos que defendernos y pelear por seguir con vida.
La mejor forma de defendernos contra un atacante es con una 9mm. Fin de la discusión. Lamentablemente, nuestra legislación no permite al ciudadano común portar armas. En este caso, ¿Qué podemos hacer las personas honestas y trabajadoras ante la delincuencia? ¿Quedarnos de brazos cruzados y esperar que nada nos suceda nunca? Pues no. Si hay una alternativa. Aprender artes marciales reales. Jiu Jitsu, Judo, Lucha, Sambo, Muay Thai, todas estas actividades nos dan lo único que nos va a servir en una situación real, en la calle. Estas actividades nos dan esa dosis de realidad necesaria para que la memoria muscular y nuestro cerebro estén en sintonía para poder reaccionar instintivamente ante un altercado físico. Ahora, quiero ser perfectamente claro, si nos apuntan con una pistola para quitarnos el celular: ¡entregamos el maldito celular! No hay vueltas que dar al asunto. Pero si el canalla nos apunta con una pistola para meternos en su vehículo o llevarnos a la fuerza hacia el callejón oscuro, en ese caso, vamos a tener que pelear por nuestra vida. En esta instancia es nuestra existencia contra la suya. Morir o matar, darwinismo puro y crudo. En estos casos, créanme que prefiero ser parte del grupo de personas que sabe pelear, sin duda alguna.
Por último, no sean discípulos del miedo. Sean ustedes quienes lo dominan. Aprendan a usarlo, aprendan a confiar en su intuición y si una situación se ve insegura o sienten un ligero sabor a peligro, confíen en esos instintos. La gacela cuando escucha unas ramas quebrarse detrás suyo no se detiene a pensar si es un león hambriento o quizás es solo el viento, inmediatamente su instinto la hace correr para poner a salvo su vida y por ende, la de su descendencia, de su especie. Un rasgo evolutivo muy útil, pues gracias a él hemos podido subsistir en un mundo lleno de depredadores gigantes. Solo en nuestra sociedad actual ocurre que cuando se abre el ascensor y la persona que está adentro nos da una mala espina - forma coloquial de llamar al instinto - dudamos si entrar o no. Pensamos que a lo mejor la persona dentro del ascensor se puede ofender si no entramos, le damos el beneficio de la duda y a pesar de nuestra mala espina, entramos en el ascensor de todas maneras. Y esa es quizás la última mala decisión que tomaremos en la vida. Aparece nuestro cuerpo mutilado, diez días después, en un vertedero ilegal.
Estarán pensando que quizás exagero, demasiado drama pueden concluir algunos. Pero la realidad es la que expuse al inicio de estas palabras. No, la policía no les va a salvar si alguien entra a su casa a robar todas sus posesiones materiales, violar a su mujer y matar al perro. Siento decirlo con estas crudas palabras, pero solo ustedes van a poder hacer eso.
Quedan advertidos.
Mal espinazo jajaja. Un gusto como siempre leer estas maravillas