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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

El Tao de Todo III

Parte 3


Emanuel Lasker, matemático, filósofo y ajedrecista, nacido en Prusia en 1868, es - hasta el día de hoy - el campeón mundial de ajedrez que mayor tiempo retuvo su título, veintisiete años, desde 1894 hasta 1921. Pero, ¿Qué tienen que ver Lasker y el ajedrez con el tenis y el jiu jitsu? Pues mucho más que lo que ustedes creen.


Las tres actividades, descritas como laboratorios vivos en estos ensayos, me han ayudado a encontrar ese tao de todo, una especie de llave maestra que me permita entender todo - o casi todo - acerca de la vida. Probablemente leyendo este enunciado se dirán a sí mismos - ¡Dios! que arrogante, cree que lo sabe todo - y no. No es verdad, no creo que lo sé todo. Es más, algunas veces me siento más confundido, girando en una espiral que me aleja de la verdad, como Alicia cayendo dentro de la madriguera del conejo. Pienso que en cien años ya no estaré aquí, al igual que todos los que estén leyendo estas palabras. Pero inmediatamente mi cabeza da vuelta en U sobre estos pensamientos y quiero creer que es posible encontrar esa llave. Creo que es posible trascender más allá de nuestro cuerpo efímero y que podemos llegar a nuestro último respiro con la tranquilidad del deber cumplido. Y que, a pesar de todo, cuando la muerte nos encuentre, sepamos que hicimos todo lo posible para encontrarle sentido a este maravilloso viaje que llamamos vida. Entonces la fe y la esperanza regresan, tímidamente, como la marea que sube con el paso de las horas, mientras sigo deshilando pensamientos para ordenarlos con la mayor nitidez posible en el procesador de palabras. ¡Debo apurarme! - me digo a mi mismo - Recuerda que en algún momento, la marea vuelve a bajar.-


El ajedrez, a diferencia de las otras dos actividades mencionadas, es - en principio - un juego de mesa. Sin embargo, en palabras de Emanuel Lasker - No estoy jugando con peones blancos o negros, sin vida. Juego con seres humanos de carne y sangre.- El ajedrez es una guerra intelectual que algunas veces se puede tornar muy agresiva e intensa. Un estudio realizado por el Dr. Robert Sapolsky, profesor de Neurología de la Universidad de Stanford concluyó que los ajedrecistas profesionales pueden llegar a quemar hasta 560 calorías en dos horas. Esta cantidad es equivalente a correr ocho kilómetros o nadar una hora seguida. Tomando en cuenta que el veinte porciento de la energía producida por el cuerpo alimenta nuestro cerebro, no me sorprenden los resultados del Dr. Sapolsky.



¿Recuerdan cuando mi profesor de tenis habló acerca de la importancia de plantar firme los pies antes de golpear la pelota?, o cuando nos referimos al jiu jitsu, siempre debemos tener claros los conceptos básicos de defensa personal. De la misma manera, en el ajedrez, tenemos que saber que el caballo se mueve en forma de L. Todo esto forma parte de los fundamentos de cada actividad. Y así es como mi tren de pensamiento me llevó a extrapolar este concepto a la vida misma. Si este trío de actividades se basan en estos principios fundamentales - ciertamente diferentes según el caso - ¿Podríamos encontrar un patrón similar en el día a día?


Y en el caso de que esto sea posible, ¿No es esta una forma maravillosa de corregir nuestro rumbo cada vez que perdemos el norte? Si la pelota se nos queda en la red, significa que la estamos golpeando muy arriba. Corrijamos. Plantemos mejor los pies y flexionemos las rodillas para golpearla desde abajo. Si no podemos escapar de una guillotina desde la guardia cerrada, quizás es buena idea volver al modulo de defensa personal para practicar una docena de veces más esa salida. Si nos comen la torre por un movimiento descuidado del peón g2, corrijamos el error en el próximo juego.


"No estoy jugando con peones blancos o negros, sin vida. Juego con seres humanos de carne y sangre." Emanuel Lasker

A esto me refiero con laboratorios vivos. Lugares donde nuestra mente esté en paz y podamos resolver este tipo de problemas abstractos que nos pueden guiar a hacia la solución de problemas reales. Si tenemos conflictos en el trabajo, difícilmente los vamos a solucionar ahí mismo, pues nuestra cabeza estará muy cansada, agobiada y sobrecargada de malas energías y pensamientos negativos. Salgamos a caminar, respiremos profundo y tratemos de mirar el problema desde otra perspectiva. Recuerden que el 6 y el 9 son lo mismo, dependiendo de como los miremos. (Si no saben a qué me refiero, solo giren el teléfono.) Busquen una actividad que les permita desfogar todos esos pensamientos confusos y en lugar de evitarlos, traten de entenderlos. Vayan a probar una clase de jiu jitsu, o a golpear un par de pelotas de tenis o inviten a un amigo a jugar ajedrez.


Estas tres actividades se han convertido en laboratorios donde experimento la vida. Me han dado grandes lecciones de humildad, respeto, disciplina, trabajo duro, perseverancia y sobre todas las cosas, amor. Y es que la vida es tan corta que si no nos damos el tiempo de hacer lo que amamos, podríamos terminar en un lugar lleno de resentimientos.


Así que despertemos, la vida es ahora.


ED





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