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Writer's pictureEsteban Darquea Cabezas

El Tao de Todo

Una breve búsqueda de sentido, a través de laboratorios vivos.


Parte 1


Una pared blanca cubierta por colchonetas negras y el tatami azul a mis pies, esa es la imagen que visualizo por encima de mi laptop mientras me siento a escribir estas líneas. En el fondo se escucha Die schöne Müllerin (La bella molinera) de Franz Schubert. El título me llamó la atención y decidí googlear su historia. Resulta que en la primavera de 1823, Schubert decide poner música a una serie de poemas de Wilhelm Müller. Los poemas narran el amor entre un joven y una bella molinera, mientras que la música de Schubert acompaña la narración. El resultado fue esta composición formidable que contiene un "efervescente acompañamiento de piano, que simboliza tanto la corriente de agua del molino como la esperanza en el corazón del joven que confía en hacer realidad su amor" en palabras de Kenneth McLeish - autor de varios ensayos y libros de crítica musical.


Entonces, mientras esas notas musicales en perfecta armonía salen del parlante hacia mis oídos, recuerdo un concepto oriental conocido como el tao (道). El tao ha sido difundido por el taoísmo, el confucianismo y el budismo zen; y comúnmente es conocido como "el camino". Los grandes pensadores orientales predicaban el abandono de nuestro camino egoísta en favor de seguir el gran camino. Según la tradición, el tao fluye entre todo: personas, animales y cosas. Fluye, lento pero constantemente, sin detenerse. El tao mantiene todo lo que existe en el universo en orden y en equilibrio. Inconscientemente lo relaciono con esta armoniosa combinación de sonidos que llenan el salón, dejando una paz que no se puede transmitir solo con palabras.


Tres actividades me han ayudado a entender este concepto del tao y sobre las cuales elaboraré a continuación. El orden en la que estas actividades serán expuestas no tiene ninguna relevancia, pues todas son importantes y cada una tiene características propias.


El jiu jitsu, el tenis y el ajedrez.


Estas se han convertido en laboratorios que yo utilizo para para entender como funciona la vida - que muchas veces puede tornarse algo confusa. En ellas he podido encontrar un patrón universal para alcanzar una vida más plena - o por lo menos, morir en el intento. Una llave maestra que me permite navegar entre los diferentes aspectos de la vida, de la misma manera en la que un capitán de barco ajusta las velas - usando el viento huracanado a su favor.


Voy a empezar por la actividad que me cambio la vida para siempre: el jiu jitsu. Lo conocí cuándo tenía veintidós años gracias a mi mejor amigo y mi sensei, Andrés Pérez Belmar. Arte y ciencia a la vez, este arte marcial milenario fue desarrollado por monjes budistas hace miles de años. En un mundo de Bitcoins y algoritmos digitales capaces de gestionar compañías multimillonarias, el jiu jitsu - y muchas actividades similares - se han convertido en filosofías de vida para millones de personas. La vida es dura, algunas veces no perdona y te aplasta hasta sofocar. En el tatami aprendes a permanecer tranquilo bajo estas circunstancias, aprendes a navegar en las condiciones más adversas y eso, amigos míos, te entrena para convertirte en una persona capaz de enfrentarte a lo que sea; tal vez esto no significa que siempre vas a ganar, pero tendrás el coraje para siempre pelear. Y si las cosas no salen como esperabas, tendrás la fortaleza para sacudirte el polvo y ponerte de pie una vez más - literal y figurativamente hablando.


Existen pocas actividades más estresantes que una pelea cuerpo a cuerpo contra otro ser humano. La violencia es algo que nos aterra y nos fascina al mismo tiempo. Si no me crees, imagina que sales a comprar leche en la tienda de la esquina y de repente dos personas se ponen a pelear en medio de la calle; probablemente dejarás la compra de la leche en segundo plano para ir a mirar. Hay algo en la violencia que atrae a la multitud, seguramente en las profundidades de nuestra memoria colectiva quedan restos de aquellos tiempos en los que los humanos teníamos que matar para sobrevivir. Matar con nuestras propias manos para comer o para defender nuestro territorio.


¡Qué falta nos hace el poder desfogar toda esa violencia retenida!


Masacres en colegios, riñas en las cárceles y la inseguridad en niveles alarmantes. Todo esto producto de una sociedad enferma que se asemeja a un cuarto que se ha llenado de gas propano lentamente durante años, décadas y en cualquier momento una pequeña chispa puede detonar la explosión.


Actividades intensas como el jiu jitsu te permiten desfogar estos instintos de una manera más humana, más inteligente. Aprendes a permanecer tranquilo bajo estas circunstancias estresantes. Una vez que creas el hábito y dominas el arte de manejar estas situaciones y te prometo que nunca mas te paralizarás por el miedo.


Te doy mi palabra.


ED


Parte 2:





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1 comentario


Invitado
14 feb 2022

Oooossss


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