No. No estoy hablando de apodos creados en el escenario político del Ecuador desde hace dos décadas. Tampoco hablo de esos borregos que van a los mítines políticos a cambio de una camiseta, un esfero y un sánduche. Ni siquiera hablo de los narcos de saco y corbata, quienes se cagan de risa de las matanzas en las cárceles, mientras sus avionetas y submarinos siguen transportando toneladas de droga hacia el hemisferio norte. ¡Vamos! estamos en el 2022 ¿En serio creen el cuento de que los pandilleros ignorantes — esos que no pueden ni hilar dos frases coherentes — controlan algo? Peones dentro de un juego mayor — dirían sus jefes. Los que no salen en primera plana, los que se visten de Armani y juegan golf con senadores y diputados. Pero no, tampoco quiero empezar una discusión política entre fanáticos ciegos del lado rojo y del lado azul. Cuidado me tildan de ultraderecha por emprender un negocio privado y generar capital para dar empleo y compartir bienestar con mi comunidad. O quizás también, por mi postura de que los delincuentes deben ser tratados con la misma severidad con la que ellos matan y violan. Lo siento, pero mi único credo es el jiu jitsu. ¿Saben por qué? Porque aquí no hay patrañas, ni máscaras para esconderse. Es real. Quizás de las ultimas actividades reales que existen.
La vida me ha enseñado que la política es muy importante, tan importante como tomar alcohol. Si. He aprendido que para salir de fiesta y pasar bien, la gente busca atiborrarse de algún liquido fermentado que les desinhiba. Sacrifican el malestar del día siguiente, a cambio de un buen rato, fingiendo ser otras personas — o quizás en realidad, siendo ellos mismos, ¿Quién sabe? Lo que quieren es salir de la rutina del trabajo de 9 a 5 y en ese hiato, se trasforman en un personaje paralelo al Juan, al José, al Roberto que todos conocen. Bailar, gritar como imbéciles y hacer el ridículo sin ningún problema, se convierte en la catarsis que permite sobrevivir el siguiente lunes. Ese día en el que Juan, José y Roberto vuelven una vez más a sus cubículos, a sus sueldos fijos y beneficios dentales.
Conclusión. Cuando no tomas alcohol, te tildan de aburrido. Igual cuando dices que ambos lados de la política están más podridos que las alfombras persas que cubrían la sección de primera clase del Titanic, te miran con desconfianza al no ponerte la camiseta de ningún bando. No se dan cuenta que ese mismo al que apoyan ahora, les vendería por una funda de caramelos sin dudarlo. Lo digo por experiencia.
Pero no, no voy a hablar de esos animales — por ahora.
La frase de transformar corderos en leones, la repetimos constantemente en nuestras clases. El significado es mucho más profundo de lo que uno generalmente piensa. No se trata solamente de que el animal dócil y manso se transforme en una maquina asesina de 200 kilogramos. Se trata de darles a los buenos, las herramientas necesarias para que se puedan defender de las personas malvadas. Y de estas hay muchas, demasiadas en el mundo.
No obstante, no he venido a amargarles el día con pesimismo y realidades dolorosas. Mejor he optado por elaborar un poco más sobre los leones. Hasta hace poco, creía que el gorila de espalda plateada podría fácilmente vencer a cualquier otro animal — incluido el león y el oso — debido a su similitud con el ser humano. Sin embargo, pensándolo racionalmente, fueron cientos de miles de años de evolución hasta que ese animal se convierta en lo que actualmente escribe estas líneas. Y luego, algunos miles de años más de evolución de las artes marciales. Ingenuamente pensaba que con un buen mataleon — valga la redundancia — podría el gorila vencer a un felino inmenso. Sin embargo, resulta que el león practica más conceptos de jiu jitsu que el mismo gorila de espalda plateada. Me explico: el jiu jitsu, es un arte marcial de grappling, es decir que es una lucha cuerpo a cuerpo cuyo objetivo es controlar y finalizar al adversario. Pues, eso justamente hacen los leones. Miren como ataca el león a una cebra, sus enormes colmillos y garras se aferran al animal y la mordida se encarga de estrangularlo hasta la muerte. El grip es fundamental para mantener el control el tiempo necesario para atacar las partes vulnerables. Magnífico sistema de ataque, una verdadera máquina de matar.
"Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.” George Orwell
En fin. Me alegra ver la transformación de las personas a través del jiu jitsu. El proceso de transformación lo viví yo mismo, por ello mi insistencia en trasmitirlo a la mayor cantidad de personas posible. Sin polvos mágicos ni tónicos exóticos, tampoco manuales de manipulación de personas a través de programaciones novedosas. Después de todo, no existe nada que reemplace la tradicional receta old school de disciplina y perseverancia. Así que mejor invítale a ese amigo que aún vive en el sótano de sus padres — el mismo que te promete ser millonario en tres semanas — que se unan a una academia de jiu jitsu.
Doy fe de que aquí si, los corderos se vuelven leones.
ED
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