El mar tiende a ser un gran compañero a la hora de meditar. Tengo el hábito de caminar al lado del mar, desde mis años universitarios en la ciudad de Viña del Mar. El invierno del hemisferio sur se aseguraba de que muy poca gente salga a la playa en esas épocas. Yo era uno de aquellos, un ecuatoriano en Chile, soportando el frio invernal cuyas temperaturas bajaban aún más debido al viento costero. Pero la verdad es que el frío era lo de menos en comparación con el sentimiento de ser dueño de toda esa playa. Una ciudad con medio millón de habitantes y habían días que era el único ser caminando por la costa. Ese hábito de caminar escuchando las olas, lanzando piedras de vez en cuando, me hizo pensar en el tema central de estas líneas: Los circuitos.
Mirando esas piedras monumentales conocidas como Los ahorcados frente a la costa de Ayampe me di cuenta de que muchos aspectos de nuestra vida funcionan como circuitos. He conocido gente mala, personas sin empatía, egoístas, malos hijos, malos padres. Aquellas personas terminan recibiendo lo que dan. Es que no podría ser de otra manera, si lo único que causas son problemas y discordias y le haces la vida difícil a todo el mundo, pues es eso exactamente lo que vas a recibir de la vida, ni más ni menos. En cambio si vives tu vida de acuerdo a como te gustaría que te traten, pues eso mismo obtendrás. Es tan sencillo que parece mentira. Al parecer mentira, la gente lo complica demasiado. Curiosamente el islote de Los ahorcados posee su nombre - según las leyendas- debido a que allí eran colgados los antiguos piratas por orden de las autoridades para disuadir a los otros. Acción y reacción. Circuitos.
Hidróxido de hidrógeno, la molécula más importante para la vida en este planeta. El agua. Muchas veces me da angustia al ver que seguimos utilizándola para deshacernos de nuestros desperdicios. Billones de galones de agua se usan para canalizar los residuos del ser humano. Desde el siglo dieciséis hemos utilizado el mismo método para eliminar nuestras orinas y heces, utilizando aquel mismo recurso que nos permite vivir. ¿Irónico no? Otro circuito. Para todos quienes nos gusta la playa y el mar - la gran mayoría pienso yo - puede ser sobrecogedor darse cuenta de que toda esa agua que se lleva nuestra inmundicia termina en el mar. De la misma manera que todos los caminos llevaban a Roma, todos los desperdicios humanos terminan en el mismo lugar donde millones de personas se bañan y se toman selfies en los meses de verano. Humor negro si me lo preguntan a mi. Alarmante ver como la carrera por conquistar el espacio se impone sobre necesidades más urgentes como rediseñar nuestra relación con el agua. Materia de reflexión.
Miren el Sol. Esa estrella compuesta de hidrógeno y helio que provee la energía necesaria para que yo pueda estar escribiendo estas líneas. ¿Funciona con energía solar la computadora? No. Me refiero a la existencia general de todas las especies habidas y por haber en este planeta. Sin Sol, no hay fotosíntesis, sin fotosíntesis no hay oxigeno... ¿Me entienden verdad? Vamos al punto. Puede amanecer un día nublado, lluvioso y frio, pero el Sol sigue ahí. Tiene cuatro mil seiscientos millones de años y seguirá aquí por millones de años más luego de que esta computadora se desintegre y mi cuerpo se convierta en compost. Circuitos continuos en un universo infinito.
En las artes marciales empiezas con el cinturón blanco hasta llegar al negro. Sin embargo, con el tiempo aprendí que ese cinturón negro se va haciendo blanco por el uso y el desgaste. Poderosa simbología que me confirma una vez más las similitudes de las artes marciales con la vida misma.
Polvo eres y en polvo te convertirás - Genesis 3:19
Así pues, luego de vivir tu vida, terminarás bajo tierra. Servirás de alimento para millones de bacterias que descompondrán tu cuerpo convirtiendo esa materia orgánica en un sustrato para que otras formas de vida puedan prosperar. Entonces si al final así terminamos todos, por qué no vivir la vida de tal forma que podamos impactar de forma positiva a todos quienes nos rodean. Respeta, ayuda cuando puedas, trabaja duro, sé generoso, sé leal, abraza la vida. Recuerda, vivimos en un circuito cerrado donde absolutamente nada se pierde, solo se transforma.
ED
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